¿Siempre estás preocupado por lo que puedes o no puedes comer? Te preguntas constantemente: ¿Esto tiene demasiados hidratos? ¿Puedo comer esa fruta? ¿Qué tiene menos calorías? ¿Esto es bueno o malo? ¿Cuántos puntos hay en eso?
Después de años a dieta y constantemente tratando de perder peso, es común obsesionarse con la comida y los alimentos haciéndose estas preguntas. Te han enseñado que estas preguntas te ayudan a tomar decisiones más saludables.
¡Pero qué pasa si, estas preguntas en realidad hacen que sea más difícil perder peso y estar saludable!
Irónicamente, cuando te obsesionas por tratar de comer de manera saludable, terminas pensando en la comida todo el tiempo.
Obsesionarse con la comida NO te ayuda a que bajes de peso.
Cuando comienzas una dieta o comienzas un nuevo plan de adelgazamiento, todos los alimentos prohibidos que no está «permitido» comer, se vuelven más tentadores.
Crear una lista de alimentos ‘malos’ como los cereales, el pan, el chocolate, la grasa, la mantequilla solo hará que comas de forma compulsiva o emocional después. En privado. Con rapidez. Y con un pesado sentimiento de culpa.
Obsesionarse con los alimentos también absorbe el placer de la comida y el comer.
Pronto comenzarás a evitar las grasas saludables, los aliños de las ensaladas y rechazando los eventos sociales porque sientes que es muy difícil sobrevivir sin sucumbir a la tentación.
Muy rápidamente, la alimentación saludable se vuelve un rollo, aburrida y se sientes como un deber.
Está dispuesto a obsesionarte con la comida para lograr tus objetivos de pérdida de peso, pero comer cosas aburridas y decir no a tus amigos por querer perder peso es insostenible.
Inevitablemente, te cansarás de perderte lo bueno de la vida, te dirás que por un poquito no pasa nada y te encontrarás en el otro extremo, habiéndote zampado todo, sin importarte en absoluto y sintiéndote culpable por haberte caído del carro. Otra vez.
¡Pero no es culpa tuya!
Solo puedes estar obsesionado con la comida durante cierto tiempo antes de que tu cuerpo intente darte un ultimátum con atracones o comer emocionalmente.
Por lo que, si quieres estar sano, tanto física como mentalmente, debes alejarte de la obsesión por la comida.
Prueba estas poderosas estrategias para ayudarte a crear una relación sana y equilibrada con los alimentos, sin obsesiones ni privaciones.
Enfócate en añadir, no en eliminar.
Hablo de esto a menudo en Transforma tu relación con la comida (mi programa online de 11 semanas para evitar los atracones y la alimentación emocional).
Deja de enfocarte en lo que NO PUEDES comer. No crees una lista de alimentos ‘prohibidos’, ya que esto solo hará que los quieras más.
Así que empieza a pensar en los alimentos que añades a tu dieta.
Esto significa que cuando vayas a un restaurante en lugar de mirar el menú pensando: «Oh, no puedo comer eso, no puedo comer hamburguesas, no puedo comer patatas fritas.»
Comiences a pensar en lo que deseas añadir a tu dieta para estar más saludable (como frutas, verduras, semillas, legumbres, nueces, proteínas de calidad) y encuentra formas de incluir más de esos alimentos.
Entonces, en el restaurante, piensa más en: «La ensalada es una excelente manera de obtener más verduras, el Dahl sería genial porque tiene mucha fibra, tal vez el sándwich de centeno me haga sentir bien».
Naturalmente, tomarás decisiones más saludables sin necesidad de tu fuerza de voluntad. No te sentirás privado y dejarás de obsesionarte por la comida.
Puedes echar un vistazo a mis deliciosas recetas saludables y que te ayudarán a sentirte satisfecho y contento, esto te ayudará a dejar de obsesionarte con la comida, reducir la culpa de la comida y dejar de comer en exceso. Pero empieza con esta sencilla estrategia.
Pregúntate a ti mismo POR QUÉ estoy comiendo (en lugar de qué debo comer).
¿Qué pasaría si, en lugar de preguntarme qué es lo que se me permite comer, comenzaras a hacerte estas tres preguntas: ¿POR QUÉ, CÓMO y DÓNDE?
¿Por qué estoy comiendo? ¿Estoy hambriento, estoy aburrido, estoy estresado, estoy restringiendome o ‘tratando de ser bueno’? ¿Estoy comiendo esto para hacer feliz a otra persona?
¿Cómo estoy comiendo? ¿Estoy comiendo muy rápido, sin masticar? ¿Estoy comiendo sin pensar? ¿Tengo miedo de que alguien venga a casa y vea lo que estoy comiendo? (Esta solía ser yo. ¿Me siento culpable?
Donde estoy comiendo, ¿me estoy escondiendo en la despensa? ¿estoy comiendo delante de la tele? ¿en el sofá? ¿Sentado a la mesa? ¿Rodeado de amigos?
Estas preguntas – y las respuestas – ¡realmente importan! Estas preguntas pueden llevar a grandes cambios en la forma en que comes, lo que en última instancia tendrá un impacto en ‘qué’ quieres comer …
Deja de obsesionarse con lo que puedes comer y comienza a preguntarte: ¿Por qué, cómo y dónde estoy comiendo?
Cuando yo dejé de concentrarme en «qué» comía y empecé a preguntarme «por qué», todo cambió para mí.
Con el tiempo, naturalmente quería alimentos más saludables. Deja de concentrarte en ‘qué’ comes. En su lugar, intenta devolver el placer a la comida y preguntate: ¿Por qué, cómo y dónde estas comiendo?
Tengo muchas más estrategias que me encantará enseñarte a que te ayuden a dejar de obsesionarse con la comida mientras vives saludablemente.
Si estás interesado en aprender más sobre cómo reducir la culpa por comer y quieres dejar de comer compulsivamente o emocionalmente, consulta el programa online Transforma tu relación con la comida, diseñado para ayudarte a sanar tu relación con la comida y terminar con la alimentación emocional.